Si al final tenías razón, lo único que va quedando son los besos tuyos, que a veces también me faltan.

Porque me despierto con la ilusión de encontrar una carta, un saludo, y no encuentro nada. Porque me voy dando cuenta, quizás tarde, que ya nadie puede comprometerse, nadie tiene tiempo, ni para ser, ni para estar, ni para querer. ¡Como me dolió cuando mi amiga me dijo que nuestra amistad había sido, ¿cómo le llamó?, circunstancial! después de tanto y todo...

He vivido siempre apegada a mis sentimientos y las caras que ellos tienen y he procurado mantenerlos vivos pese a la distancia y ha sido una lucha larga y amarga, porque nunca llegué a tiempo ni lo suficientemente fuerte para sostenerlos.

Porque de a poco, los mensajes fueron desapareciendo, hasta mi padre dejó de hacerlo como queriendo desaparecer él también; porque el teléfono también fue dejando de sonar, porque aquellos que dejamos atrás, nos olvidaron, porque los que en estas tierras encontramos, también se fueron, porque los hijos se van haciendo mayores y cada día nos necesitan menos, hasta que les veamos a ellos partir, porque nadie puede dar más de lo que le conviene...

Y me pregunto, ¿por qué escribo entonces?, ¿qué más da si nadie acusará recibo? y empieza a darme miedo ir a Chile, porque he soñado con esto desde hace tiempo para reencontrar esos rostros borrosos de mis recuerdos, para aclarar los sonidos de las voces que me dijeron "te quiero", para alargar mis brazos y todos quepan allí, y me da miedo que ninguno esté, y que nada haya sido verdad. Porque cuando abro el correo y les veo "conectados", desaparecen. ¿Quién dice que también no lo harán allí?, porque alguien dijo desear vernos y ahora no responde mis llamadas, porque un deseo secreto dice quiere abrazarme, pero no puede escucharme... Porque ya lo he vivido una y mil veces y no aprendo, no escarmiento, ni los 21 años que me distancian de mi hermana, ni las páginas a las que no pude poner punto final consiguen que lo entienda.

Como cantaron S & N "uno se va quedando solo a solas con la soledad"...

Maldigo la nostalgia y las ganas de amar, de llenar mi vida con tus quereres, las visitas inesperadas de domingo, esta lejanía, mis recuerdos, a los que amé y de algún modo sigo amando, todo lo que espero y nunca llega. Maldigo este día en que no había correo, en que mi compañera de trabajo solo se escuchó ella misma, que la calle sigue teniendo basura, que no tengo una tarjeta de teléfono para llamar a mi hermana y, maldigo el momento que decidí sentarme a escribir esto.

Menos mal, que estás tú, aunque pases por casa como un fantasma, menos mal que por la noche, nuestros hijos querrán un beso de buenas noches, menos mal que puedo oler tu aroma, menos mal que estás cerca, aquí mismo, que tienes tiempo y deseas escucharme, que nos sobran las caricias... Si al final, lo único que nos va quedando, somos tú y yo.